“El tamaño de una mujer es proporcional a la cantidad de espacio que
ocupa en el corazón de su marido”
- ¿Qué es la tradición de leblouh?
- ¿Qué sector se ve afectado por esta práctica?
- ¿En qué consiste el leblouh?
- ¿Dónde se ejerce esta tradición?
- ¿Por qué se hace?
- ¿Qué repercusiones tiene sobre el sector afectado?
- ¿Cómo está la situación actualmente?
LEBLOUH
¿Qué es la
tradición leblouh?
Es
una práctica por la que se obliga, a las niñas desde pequeñas, a ingerir una
cantidad de alimentos superior a lo normal, con el objetivo de engordarlas a
través de dietas grasas, basadas en enormes cantidades
de mijo y leche de camello o incluso su propio vómito si rechazan los primeros.
¿Qué sector se
ve afectado por esta práctica?
Esta
práctica va dirigida exclusivamente a las niñas y mujeres, puesto que se las
comienza a engordar desde pequeñas y deben mantener esa gordura el resto de su
vida.
¿En qué consiste
el leblouh?
Las llamadas “engordadoras”, que son las viejas mujeres de la tribu,
alimentan a la fuerza a las niñas a través de alimentos con una alta cantidad
de grasas.
“Una típica dieta diaria para un período de seis
años de edad, se incluyen dos kilos de maíz machacado, mezclada con dos tazas
de mantequilla, así como 20 litros de leche de camello.”
El engorde suele realizarse durante las vacaciones o en la estación de
las lluvias, cuando la leche de camello es más abundante. En las zonas más
rurales, se envían a estas niñas a “granjas de engorde”, lugares destinados a
conseguir el objetivo de esta tradición.
Las niñas que no acaban
las comidas que les sirven pueden ser castigadas. Un método, según Mint Ahmed, es amarrar los dedos de los pies a unos
palos y, si no come, se aplica presión a los palos enviando oleadas de dolor a
través de los pies de la niña (zayar). De
esta manera las niñas desvían su atención en la ingesta de alimentos y se
centran en el dolor que les causa este método. Otra técnica que emplean es que
mientras las ceban, las matronas
utilizan palos que hacen rodar sobre sus muslos, para romper los tejidos y
acelerar el proceso.
Las mujeres encargadas de engordar a las niñas con
frecuencia piensan que el vómito que
regularmente acompaña al proceso es normal y natural.
Con
el nuevo despunte de esta tradición el proceso de engordamiento está importando
procedimientos occidentales; consumiendo hormonas animales o medicamentos que
aumentan el apetito pero con importantes efectos secundarios y que son
importados de manera ilegal en el mercado negro mauritano.
Sufren el tratamiento pero se les convence de que la
grasa les traerá su felicidad.
¿Dónde se ejerce
esta tradición?
Es la cruda realidad de la Mauritania más profunda.
La práctica del Leblouh o –alimentación forzosa- es
una herencia cultural de las tribus patriarcales del interior de África –Malí,
Nigeria-; pero también es una vetusta costumbre inherente a otras sociedades
tribales en otros tantos continentes.
La tradición estaba siendo devorada por el peso de
la historia y la cordura del progreso hasta que la Junta Militar se hizo con el
poder tras un Golpe de Estado el 6 de Agosto de 2008. El nuevo gobierno más conservador
y tradicionalista no ha sido reconocido como legítimo por medio mundo y ha
recuperado esos viejos hábitos caducos que la mano militar está imponiendo
ahora en las zonas más rurales allá donde las campañas sanitarias de
concienciación no han llegado aún. Según informa la BBC se calcula que el 11%
de las niñas del país son sometidas, todavía, a la dieta grasa.
¿Por qué se
hace?
A las niñas se les obliga a engordar ya que por
tradición las mujeres más gordas son vistas como bellas y ricas. El Leblouh está íntimamente ligado a los matrimonios
precoces.
A las niñas y mujeres más
gordas se las considera bellas, ricas y adaptadas socialmente mientras
que a las delgadas, inferiores y una vergüenza para las
familias de la sociedad mauritana.
El engordamiento forzado, la belleza y el matrimonio
son por ahora términos inseparables en las mentes de muchas madres mauritanas.
“En Mauritania, el tamaño de una mujer es
proporcional a la cantidad de espacio que ocupa en el corazón de su marido”
¿Qué repercusiones
tiene para el sector afectado?
La
principal repercusión negativa que tiene esta práctica son las enfermedades que
puede causar este tipo de dietas grasas, debido a su obesidad. Las mujeres y/o
jóvenes son más propensas a sufrir
problemas respiratorios, principios de diabetes, cardiacos, presión
sanguínea, hipertensión, artritis, etc., que puede inmovilizarlas e incluso causarles la
muerte. Quizá esta sea una manera que tiene la sociedad masculina de someter o
reducir las capacidades de la mujer.
En el Hospital
Nacional de la capital, la doctora Vadel Lemine advierte: "Hospitalizamos a diario grandes números de
víctimas de engordamiento forzado, y la mayoría de las víctimas vienen
de regiones del interior cuyas personas practican la cultura del leblouh.
Otro
problema que causa esta tradición es la muerte de estas niñas a causas de la
alimentación forzosa, debido a ahogamiento con su propio vómito. Aunque el
número de niñas que sufren esta consecuencia no es un número muy elevado, pero
lo claro está que sucede, y las “engordadoras” conocen de esta posible
consecuencia y aún así, siguen obligando a las niñas a ingerir de manera
obligatoria los alimentos de la dieta grasa.
¿Cómo está la
situación actualmente?
"Es difícil
erradicar la cultura de alimentación forzada en Mauritania. Es algo muy
enraizado en las mentes y corazones de las madres mauritanas, particularmente
en áreas remotas en donde las pobladoras no educadas creen ciegamente en la
tradición".
Mar Jubero Capdeferro, a cargo de programas de género
para el Fondo de Población de la ONU en Mauritania, dijo que las nuevas
generaciones ya no lo están haciendo. "Antes no veías a las mujeres caminando -por las calles-. Antes se
quedaban en casa haciendo té, no iban a trabajar. Ahora van a hacer
ejercicio, caminan".
La tradición se está dejando a un lado por las jóvenes
que ven sus consecuencias debido a la información que les está llegando sobre
la práctica de esta tradición. El problema es que en las zonas rurales, apenas
reciben esta información, de ahí, que en esto lugares se emplee más el leblouh. Por lo que la educación que
reciben estas niñas es muy importante para la erradicación de esta tradición,
al menos de las generaciones venideras.
Actualmente,
no hay datos ni estadísticas fiables en el país que den idea de cuántas jóvenes
mauritanas pueden estar sometidas a estos regímenes. Un estudio de 2007 de la
organización mauritana Social Solidarity Association afirma que un 7% de las adolescentes en Nuakchot,
la capital, lo sufrirían; pero en zonas
rurales este porcentaje se puede disparar hasta un desorbitado 75%.
La
pregunta que nos hacemos es ¿por qué no se hace nada al respecto? Los políticos
tienen miedo del cuestionamiento de sus propias tradiciones. Los matrimonios
rurales suelen tener lugar en virtud del derecho consuetudinario o son
supervisadas por el marabú (un predicador musulmán). Ningún funcionario del estado
se involucra, por lo que tampoco hay árbitro para la verificación de la edad de
la novia."
Esta
práctica de “engorde” también continúa en Calabar estado de Nigeria y norte de
Camerún.
Es interesante darse cuenta del grado de perplejidad
que produce esta historia y trivializar con la estigmatización que de la
delgadez de la mujer se hace en occidente. Lo que lleva a la terrible conclusión
de que, en ambos casos, se trata de un problema cultural y subjetivo a la
concepción de belleza de cada pueblo. Esperemos que el poder de la
globalización cultural canalice ambas tendencias en una práctica intermedia más
saludable y coherente.